La lengua es un conjunto de músculos y elemento muy importante de la boca ya que nos permite comer y hablar con normalidad. Al igual que hay presentes bacterias en las piezas dentales endureciéndose y transformándose en sarro si no se eliminan y en la cavidad oral, también se pueden acumular en la lengua. Y es que la superficie de la lengua es cierto que ayuda a la generación de estas bacterias ya que está cubierta por pequeñas protuberancias llamadas papilas en cuyos surcos se pueden acumular bacterias, células muertas de la piel y restos de alimentos.
El principal síntoma de una lengua sometida a una pésima higiene es el mal aliento y la decoloración blanca, pero si quieres conocer más síntomas de una mala higiene y cómo debe ser un correcto cepillado no dudes en seguir leyendo.
El cepillado y raspado de lengua
Existen dos formas de limpiar la lengua: mediante el cepillado y el raspado de la misma. Cepillarse la lengua implica frotar suavemente la lengua desde el fondo hasta la punta con un cepillo de dientes humedecido. Otro método de limpieza es con el raspador, este utensilio está diseñado para deslizarse a lo largo de la superficie de la lengua, eliminando la capa de bacterias y desechos que se alojan sobre ella.
Y es que gracias a un correcto cepillado conseguiremos:
- Mejora la forma de la lengua, ya que si se acumula un exceso de suciedad, la lengua puede comenzar a verse blanca.
- Mejora la percepción del sabor de los alimentos, sobre todo de la sacarosa y el ácido cítrico.
- Indudablemente, mejora el aliento ya que la limpieza de la lengua puede conducir a una boca más fresca.
- Elimina las bacterias como los estreptococos y lactobacilos mutantes, principales causantes de las caries y de la respiración débil.
- Reduce la placa bacteriana.
- Reduce la mala respiración, esto es porque gracias al raspador de lengua se eliminan los compuestos de azufre volátiles que causan la mala respiración.
- Y, por último, mejora la salud pública ayudando a frenar enfermedades en las encías, putrefacción y otras enfermedades orales.